18 de enero de 2014

Citas de hoy

Un par de citas muy distintas, sin nada en común. Sobre la primera, lamentablemente ese criterio no suele aplicar hoy en día:

Se cuenta que un visir, sorprendido de oír a Omar exigir una suma de cinco mil dinares de oro, le había lanzado:
—¿Sabes que a mí no me pagan tanto?
—Es lógico —respondió Jayyám.
—¿Y por qué?
—Porque sabios como yo sólo hay un puñado cada siglo, mientras que visires como tú se podrían nombrar quinientos cada año.


Samarcanda – Amin Maalouf

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Jamás hay que decir viejo sino anciano. Un niño de mi clase dice que su abuela es una vieja de mierda. Yo le enseñé que en todo caso debe decir anciana de mierda.

Primavera con una esquina rota – Mario Benedetti

8 de enero de 2014

[Libros] Primavera con una esquina rota – Mario Benedetti (1982)

Como me sucede a menudo, empecé este libro por impulso, sin saber por qué. Bueno, vale, lo tenía entre mi interminable lista de pendientes, en la que apunto todos aquellos de los que oigo (leo, más bien) hablar bien en un momento dado y pienso que me pueden interesar. Pero a menudo, cuando termino un libro, consulto la lista de pendientes en busca del siguiente, a veces con una idea concreta y otras sin ideas preconcebidas, sin saber qué leer… y en esta ocasión así fue: elegí éste casi al azar, sin recordar de qué iba ni por qué estaba ahí, pero sentía que éste podía ser “su momento”. Y lo fue, vaya si lo fue… Precioso libro.

Sinopsis:
Esta novela es un testimonio directo y dolorido de la profunda conmoción que los acontecimientos políticos provocan en las relaciones personales. A través de la experiencia individual, Mario Benedetti traza el relato lleno de ternura de un país profundamente escindido, el Uruguay de la dictadura y el Uruguay del exilio, para transmitir al lector un mensaje de esperanza: la primavera aunque mutilada, relevará por fin a un invierno que parecía inacabable

Opinión personal: Una novela muy humana
Si tuviera que definir este libro en pocas palabras (aunque ya sabéis que eso no va conmigo, al menos en versión escrita; oralmente es otra cosa…), diría que es una novela tremendamente humana.

El texto me atrapó desde su arranque. Es lo que tienen los grandes escritores. Nunca había leído a Benedetti (llevo una larga racha de estrenos…), pero su calidad se nota nada más empezar a leer. Es uno de esos textos que te atrapan, que te seducen, que te animan a leer, aunque parezca que en el fondo no te está diciendo nada.

Efectivamente, en sus primeros capítulos (todos muy cortitos; en realidad, el libro completo es también muy cortito) uno no sabe muy bien de qué va aquello. Cada capítulo está contado en primera persona por un personaje diferente que va narrando sus pensamientos y sus sentimientos. Al principio todo parece inconexo, cotidiano y sin avanzar hacia ningún lado. Luego, poco a poco, las historias cotidianas de cada uno te van atrapando. Y más adelante, aparece la trama, el nudo de la historia, que te atrapa aún más… aunque incluso sin él, las pequeñas historias y reflexiones vertidas a través de sus páginas ya bastarían para considerarlo un buen libro.

Tenemos cinco protagonistas en esta historia: el encarcelado, el preso político, el padre de familia que cumple condena en Uruguay simplemente por pensar de forma diferente a la que le gusta al régimen. En el exilio (un país de América Latina, que nunca sabremos cuál es) están su mujer, su hija, su padre, y un amigo. Cada uno de ellos, de forma alterna, protagoniza un capítulo. Y todos ellos están afectados, de una forma u otra, por la situación de reclusión del protagonista central de la historia.

En realidad, hay un sexto personaje, que también protagoniza algún que otro capítulo, aunque pocos y sin una pauta de repetición fija: el propio Benedetti, que en esos breves fragmentos nos cuenta algunas de sus propias experiencias como exiliado político. Está claro que sus propias vivencias, y probablemente también las de personas próximas a él, son las que le otorgan tanta profundidad, tanta alma, a este libro.

Y es que el encarcelamiento del personaje principal les afecta a todos. A la hija, que apenas recuerda a su padre y que no entiende por qué está en la cárcel si no hizo nada malo; y que, viviendo con el estigma de “exiliada”, se pregunta cuál es su país: ¿ese en el que nació y que en realidad no recuerda, o este otro en el que vive pero en el que no llega a sentirse integrada? Con sólo 9 años, sus reflexiones inocentes, a menudo divertidas, a veces amargas, nos recuerdan que incluso los más pequeños terminan pagando las consecuencias de la represión política.

El padre, por su parte, se siente culpable. Culpable por estar libre mientras su hijo está preso. Impotente, exiliado también, ayudando como puede, e intentando también rehacer su propia  vida.

La esposa, sufriendo doble, triplemente: por su hija, que crece sin padre; por su marido, injustamente encarcelado y torturado; por ella, sola en la plenitud de su vida; y por el remordimiento que le produce sentir que en realidad, poco a poco y sin querer, la separación está provocando que desaparezca el amor que debería sentir hacia su marido.

El amigo, el compañero, el que también podría estar en la cárcel pero se libró; el eterno donjuán, que, mientras ayuda a la madre y a la hija, se insinúa bromeando, en ese eterno papel de ligón en el que todos le reconocen, sin pensar que alguien pueda llegar a tomarle en serio…

Y, por supuesto, el centro de la historia: el hombre encerrado, que vive largos años en soledad, con la eterna esperanza de salir algún día, de volver a la vida, de volver con los seres amados…

De forma sencilla, cotidiana, cercana, cada uno de estos personajes nos va mostrando su forma de vivir esta historia, sus esperanzas y sus miedos, sus preocupaciones y sus ilusiones, sus alegrías y sus penas… Sin darnos cuenta, entendemos cómo el exilio y la represión política pueden condicionar tanto la vida de tanta gente.

Y, pese a todo… la vida sigue. En el fondo, predomina la esperanza. Predomina el ansia de vivir, de olvidar los malos ratos, de rehacer las vidas. El ansia de vivir domina, y pugna por renacer de sus cenizas, de iniciar una nueva primavera. Con una esquina rota, sí… pero primavera al fin y al cabo.

Un libro precioso. Cotidiano, humano, engañosamente sencillo… La vida misma.

Nota personal: 8