28 de septiembre de 2013

Cita de hoy

Lo interesante (y agridulce) de esta cita, no es tanto su contenido como sus circunstancias. Ana Frank consiguió su objetivo… pero fue demasiado pronto.

Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aun sin conocerme. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta! Y por eso le agradezco tanto a Dios que me haya dado desde que nací la oportunidad de instruirme y de escribir, o sea, de expresar todo lo que llevo dentro de mí.

Anne Frank - Diario

23 de septiembre de 2013

[Libros] Invierno en Madrid – C.J. Sansom (2006)

Una de las mejores novelas que he leído sobre la postguerra española. Parece increíble que haya sido escrita por un británico.

Sinopsis:
Año 1940. Europa está en manos de los nazis. En plena posguerra, Madrid pasa hambre y se ha convertido en un hervidero de espías de todas las potencias mundiales. Harry Brett, un ex soldado inglés que conoció la guerra civil y trabaja para el servicio secreto británico, debe ganarse la confianza de un antiguo condiscípulo, Sandy Forsyth, para averiguar a qué negocios turbios se dedica en la España de Franco.
Harry se verá envuelto en un juego muy peligroso. Mientras tanto, Barbara Claire, la novia de Sandy, antigua enfermera de la Cruz Roja, también tiene una misión secreta: encontrar a su ex amante, Bernie Piper, un voluntario comunista de las Brigadas Internacionales que desapareció tras la batalla del Jarama.
Inolvidable, irresistible e imprescindible, Invierno en Madrid es una novela de amor y espionaje que trata sobre la dificultad de elegir bien en un momento marcado por la guerra.

Crítica: Un magnífico libro sobre la historia reciente de nuestro país
Yendo al grano, diré que el libro me ha encantado. Ni es una joya literaria, ni tampoco lo puedo calificar como “un novelón”, pero está magníficamente documentado y refleja perfectamente lo que era la España de los años 40, con la mayor parte de la población sumida en la pobreza de la postguerra mientras unos cuantos se enriquecían y buscaban su personal nicho de poder entre el caos y la corrupción generalizados.

El protagonista, Harry Brett, es un inglés de clase media-alta que estudió español y visitó nuestro país antes de la Guerra Civil. Enviado al frente francés al comienzo de la invasión nazi, fue herido en Dunkerque y padece neurosis de guerra. Declarado no apto para el servicio activo, el gobierno de Su Majestad le ofrece seguir siendo útil a su país desde los servicios secretos: sus conocimientos de español y su antigua amistad de colegio con el vividor Sandy Forsyth, en la actualidad introducido en los círculos falangistas españoles para hacer negocios con el régimen de Franco, resultarán muy útiles en las actividades encaminadas a evitar que España se una a los nazis contra Gran Bretaña. Harry Brett llegará a España considerándose neutral, pero lo que encuentra a su llegada, y la comparación con lo que conoció antes de la guerra, le irá obligando poco a poco a tomar partido.

Por otra parte tenemos al ya mencionado Sandy Forsyth, típico ejemplo de quienes medraban en la “nueva España” para enriquecerse a costa de cualquier cosa. Y Bernie Piper, el idealista, el chico de clase obrera que estudió con una beca en el colegio de clase alta en el que conoció a Brett y Forsyth, y cuyas simpatías comunistas lo llevaron a enrolarse en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Desaparecido durante la Batalla del Jarama y dado por muerto, en realidad se encuentra picando piedra en un campo de prisioneros de Cuenca; dicen que, con esas piedras, Franco planea construir un enorme mausoleo en Guadarrama. Barbara Clare, una enfermera de la Cruz Roja que trabajó en ambos bandos durante la contienda civil, se enamoró de él, pero acabó más tarde en los brazos de Forsyth; en la actualidad, languidece entre fiestas con la alta sociedad franquista e intentando realizar una actividad social con los huérfanos de la guerra, algo que le resulta cada día más difícil.

También encontramos personajes españoles: la familia de un general de Franco, y otra familia que pasa hambre entre las ruinas de Carabanchel. Las dos Españas.

En medio de todo esto, los intereses británicos por controlar las actividades del gobierno español y su política hipócrita; la entrevista de Franco con Hitler en Hendaya; las actividades de la embajada británica en Madrid y la amargura del estirado Hoare, que esperaba ser virrey en la India y no embajador ante un régimen hostil; la rivalidad entre monárquicos y falangistas en las altas esferas del franquismo; la proliferación de los arribistas, estraperlistas y embaucadores venidos a más que se arriman a los vencedores buscando su enriquecimiento personal; y el sufrimiento, el hambre y el miedo del pueblo llano.

Pero, aunque la trama es interesante y amena, no es lo único valorable de este libro: su estupenda ambientación y el magnífico retrato que realiza de aquella España es, para mí, lo mejor. Los diversos personajes que aparecen reflejan las diferencias entre distintos estamentos de la sociedad, su vida y sus sentimientos… Y la forma de entender nuestra Guerra Civil y nuestra postguerra resultan sorprendentes en un extranjero, por mucho que esté licenciado en Historia y sea la novela histórica su género habitual.

La documentación es exquisita, presentando multitud de pequeños detalles de todo tipo, algunos de ellos poco conocidos incluso para el español medio. Y su forma de entender las dos Españas también resulta sorprendente. Además, buena parte de los personajes fueron personas reales, y muchos de los hechos relatados son históricos; aunque se ha elaborado alrededor de ellos una historia ficticia como hilo central, podemos decir que toda esta novela está basada en hechos reales.

Sólo he encontrado dos pequeños detalles, insignificantes en el fondo, en los que he detectado fallos que probablemente no habría cometido un autor español: la mención a carteles con la efigie de Stalin en la zona republicana durante la Guerra Civil, y el hecho de que algunos de los personajes se hagan un cocido para cenar. En el primer caso, no hubo ningún cartel de ese tipo (podéis revisar colecciones de carteles de la Guerra Civil por internet si queréis comprobarlo); hubiera sido lo mismo que ver carteles con la efigie de Hitler o Mussolini en la zona franquista: por muy simpatizantes que se fuera de esos dirigentes, no dejaban de ser dignatarios extranjeros que no hubieran pintado nada en la propaganda de uno u otro lado. En cuanto al cocido, sobra decir que a nadie se le ocurriría en nuestro país hacerse esa comida para cenar; pero ya sabemos que la cena es para los ingleses la comida fuerte del día, así que es comprensible el error (NOTA: un lector me aclara que esto no es un error, que en muchas casas la única comida del día digna de ese nombre -como mucho- tenía lugar al final de la jornada. Más información en comentarios). En el fondo, tanto uno como otro son errores menores comparados con la magnífica documentación sobre nuestro país, nuestra historia y la realidad de aquellos años, que se desprende de cada una de las páginas del libro.

Pese a contar con una trama de cierta intriga, se trata de una novela pausada; en el fondo, ésta es una novela de sentimientos: los de los personajes, y los que provoca en el lector la cruda exposición de la vida en aquellos años. Y como consecuencia de la época y la situación, quizás también decir que es una novela algo amarga. Su título lo describe bien: Invierno en Madrid, y no se refiere sólo a la estación del año. Es el retrato de una ciudad ocupada, a la que se castiga por su tenaz resistencia y en la que todos sus habitantes son sospechosos (a menudo con razón) de ser simpatizantes republicanos. Una ciudad que pasa hambre, frío y miedo, en la que no se ven gatos ni palomas (“se los han comido”). Una ciudad triste, en permanente invierno.

A pesar de todo, no puedo decir que ésta sea una gran novela. Es una novela muy buena, pero escrita por un autor medio. No tiene un estilo destacable; aunque no es, ni mucho menos, malo, es un estilo insulso, sin brillo, normalito. También quizás añadir que le falta un poquito de pasión. No puedo evitar pensar que esta historia en manos de Almudena Grandes se convertiría en una verdadera joya. Lamentablemente, Sansom no es la Grandes. Pero, a pesar de todo, ha conseguido escribir un buen libro. No un gran libro (de esos hay pocos), pero sí uno que merece la pena leer. Lo recomiendo sin ninguna duda.

Nota personal: 8,5


P.D.: Si no sois grandes conocedores de la historia de la postguerra española, os recomendaría leer antes “Los años del miedo”, de Eslava Galán. Aparte de ser un libro muy interesante y ameno, creo que aporta la base de conocimientos ideal para disfrutar esta novela en mayor profundidad. Y, entre otras cosas, para darse cuenta de que muy poco de lo que aquí se cuenta es ficción, que nada es demasiado imaginativo, y que toda la trama de este relato se apoya en hechos reales. 

Citas de hoy

Tres citas muy breves de un mismo libro. Son un poco aforismos de andar por casa… pero no por ello pierden validez:

Solo un necio se preocupa por lo que no puede controlar.

Viajar nos pone en nuestro sitio, nos enseña más que ningún maestro,

A veces, la mejor ayuda para una persona es que ayude a otra.


El temor de un hombre sabio – Patrick Rothfuss

17 de septiembre de 2013

[Libros] De acuerdo, Jeeves – P.G. Wodehouse (1944)

Tenía curiosidad por conocer la obra de este famoso autor británico de novelas de humor, pero nunca encontraba el momento, al ser un género que no suele atraerme demasiado. Pero finalmente decidí empezar con la famosa saga de Jeeves, historias de un típico mayordomo británico y su joven amo.

Sinopsis:
Gussie Fink-Nottle se siente mucho más cómodo con las salamandras que con los hombres. El tímido joven las colecciona, se deleita contemplándolas, las estudia y hasta elabora complejas teorías sobre ellas. Se podría decir que sus conocimientos sobre los animalitos son tan vastos como su ignorancia sobre las mujeres. Y precisamente las mujeres o mejor dicho una, Madeline Basset son el origen de todos los problemas de Gussie. El joven se enamora de ella y, claro está, intenta decírselo, pero de sus labios sólo sale una complicada disertación sobre las salamandras. Que, como es de esperar, no interesan en absoluto a Madeline.
Gussie es amigo de Bertie Wooster, y a él acude en busca de consejo. Afortunadamente para el lector, los consejos de Bertie siempre acaban complicándolo todo hasta el infinito. Y es entonces cuando el incomparable Jeeves debe acudir a desentrañar y solventar el lío en que se meten Gussie y Bertie. Solventarlo a la manera de Jeeves, claro está.

Reseña: Típico humor inglés
¿Qué puedo decir de este libro, o serie de libros? (porque, aunque es el primero que leo sobre Jeeves, no creo que se diferencien mucho unos de otros) Pues que es humor británico en estado puro. No busquéis más: el libro no es más que una sucesión de gags, totalmente insustancial, pero ameno y divertido para pasar un buen rato. Humor sutil al más puro estilo de la alta sociedad inglesa, ironía y sarcasmo en estado puro que, si bien no puedo decir que me haya entusiasmado, me ha mantenido una ligera sonrisa a lo largo de toda la lectura. En fin, un libro sin mayores aspiraciones, con un argumento bastante absurdo pero que en el fondo es lo de menos, ya que se trata de un texto para pasar un buen rato leyendo frases ingeniosas y divertidas. Además, su reducida extensión, unido a que se puede leer a ratos (incluso intercalado con otros) sin miedo a perder el hilo, evita que pueda llegar a resultar cansino.

Poco más que decir: los protagonistas principales son un joven señor inglés y su ayuda de cámara; el primero, bienintencionado pero bastante inútil, el segundo, un inteligente y estirado mayordomo acostumbrado a resolver los entuertos en los que se mete su señor. Pero creo que el libro se describe mucho mejor por sí solo dejando aquí unas cuantas muestras de su fino humor británico:

-----

—Sí, señor. Cada vez que intenta formular una petición de matrimonio le falta el valor para hacerlo.
—Sin embargo, si quiere que esa mujer sea su esposa, tendrá que decírselo, ¿no? Quiero decir que es un caso de educación el hacérselo saber.

-----

Ya saben ustedes lo que sucede con algunas muchachas. En un santiamén consiguen reducirnos a un estado lastimoso. Hay algo en su personalidad que obra sobre nuestras cuerdas vocales, paralizándolas, y sobre nuestro cerebro, transformando su contenido en una coliflor.

-----

—Jeeves, ¿lo sabe ya?
—No, señor.
—¿Conoce a mi prima Angela?
—Sí, señor.
—¿Conoce al joven Tuppy Glossop?
—Sí, señor.
—Acaban de romper su compromiso de matrimonio.
—Lo siento señor.
—Este telegrama de tía Dahlia me lo comunica. Me pregunto qué habrá pasado.
—No sabría explicárselo, señor.
—Es natural. No haga el burro, Jeeves.
—No, señor.

-----

—No llevo intención de criticar continuamente sus tonos de voz, Jeeves. Sin embargo, he de informarle que su «Bueno, señor» carece de respeto y es tan poco simpático como el «¿De veras, señor?». Tanto uno como otro parecen inspirados por un ligero escepticismo. Producen la impresión de sugerir que yo no sé de qué estoy hablando y que sólo un feudal sentido del recato le impide decir en cambio: «Pero ¿qué dice, señor?»

-----

Tío Tom observará tu falta de apetito y apuesto a que, una vez concluida la cena, acudirá a tu lado y te dirá: «Dahlia querida...», supongo que es así como te llama, «Dahlia querida, he notado que durante la cena no tenías apetito. ¿Qué te sucede, Dahlia querida?» «Mi querido Tom», contestarás tú, «eres muy amable preguntándomelo. La realidad es, querido, que estoy terriblemente preocupada.» «Querida mía...», dirá él...
Tía Dahlia me interrumpió, en este punto, para decirme que, a juzgar por el diálogo, los cónyuges Travers debían de ser dos espléndidos ejemplares de cretino. Deseaba, además, saber cuándo llegaría a la conclusión.


-----

—Hermoso atardecer —dije.
—Sí, realmente hermoso.
—Hermoso. Me recuerda a Cannes.
—¡Cuan hermosos eran los atardeceres allá abajo!
—Hermosos —dije.
—Hermosos —dijo miss Bassett.
—Hermosos —asentí.
Y con esto quedó agotado el boletín meteorológico de la Riviera francesa.

-----
  
—¡Ajá! —dijo.
Fue para mí un verdadero asombro que un individuo dijese: «¡Ajá!» Siempre había creído que era una de esas palabras que se encuentran sólo en los libros, como otras muchas expresiones raras.


Nota personal: Entre 6,5 y 7, porque aunque como libro es insustancial, si uno lo lee sabiendo lo que se puede esperar de él, entretiene y no defrauda. Quizás lea más de Jeeves.


P.D.: Existe una serie británica sobre el personaje realizada en los años 90 y protagonizada por Hugh Laurie y Stephen Fry. A ella corresponde la imagen que incluyo en esta entrada.

14 de septiembre de 2013

Citas de hoy

Un par de citas cargadas de ironía, de dos libros diferentes:

No pienses mal de Anselmo tampoco. Es un cristiano; algo muy raro en los países católicos.

Por quien doblan las campanas – Ernest Hemingway

-------------

Katie se había casado con Johnny porque le gustaba cómo vestía, cómo bailaba y cómo cantaba. Pero, como mujer que era, una vez casada, se empeñó en cambiarle.

Un árbol crece en Brooklyn – Betty Smith

10 de septiembre de 2013

[Libro] Las sirenas de Bagdad – Yasmina Khadra (2007)

Sinopsis:
Un joven estudiante iraquí, mientras aguarda en el bullicioso Beirut el momento para saldar sus cuentas con el mundo, recuerda cómo la guerra le obligó a dejar sus estudios en Bagdad y regresar a su pueblo, Kafr Karam, un apacible lugar al que sólo las discusiones de café perturbaban el tedio cotidiano hasta que la guerra llamó a sus puertas.
La muerte de un discapacitado mental, un misil que cae fatídicamente en los festejos de una boda y la humillación que sufre su padre durante el registro de su hogar por tropas norteamericanas impulsan al joven estudiante a vengar el deshonor.
En Bagdad, deambula por una capital sumida en la ruina, la corrupción y una inseguridad ciudadana que no perdona ni a las mezquitas. Atormentado, es presa fácil de unas tramas integristas que también le decepcionan, porque sus maneras no son mejores que las de los ocupantes, pero se deja arrastrar y se implica en un atentado de tintes apocalípticos cuyas repercusiones dejarán en mantillas al 11-S.

Crítica personal: Aprenda a fomentar el integrismo, en 3 lecciones

Un magnífico retrato del Irak de la post-guerra. El autor nos presenta la realidad de un país en el que se ha retirado a un dictador para sustituirlo por una anarquía donde impera la ley de las armas y donde la vida humana no vale nada, para ninguno de los dos "bandos".

El protagonista del libro, un muchacho de una aldea rural que siempre ha odiado la violencia, se ve arrastrado a unirse a los terroristas ante lo que siente como profundas ofensas por parte de las tropas de ocupación norteamericanas.

Un libro que hace reflexionar. Imprescindible para conocer la realidad del mundo árabe en la actualidad.


Nota personal: 7,5

6 de septiembre de 2013

Citas de hoy

Hoy traigo dos citas de Almudena Grandes. La primera, muy cortita, pero que dice mucho. La segunda, más dentro de la especialidad de la autora: descriptiva y capaz de transmitir sentimientos, sensaciones... En este caso, una genial descripción del primer beso a la persona amada.


En los malos tiempos, los niños crecen deprisa.


El lector de Julio Verne - Almudena Grandes

-------------------

Cuando me besó, le besé, y él me besó, y yo le besé, y me besó, y le besé, y el mundo se hizo líquido, caliente, pequeño, tenía la piel áspera, la lengua dulce, todo era áspero y dulce, y cabía en la frontera simétrica de nuestros labios pegados, que se despegaban a veces, y se volvían a pegar para encontrar otro sabor que era fresco y a la vez ardía, y yo nunca había besado a nadie así, nunca había sentido esa necesidad implacable de besar, y de besar más, de seguir besando, como si me jugara la vida al borde de la boca, como si más allá del cuerpo que abrazaba no existiera nada, como si los brazos que me estrechaban me protegieran de un vacío negro y compacto que codiciaba la fuerza de mis propios brazos.

Estaciones de paso - Almudena Grandes

2 de septiembre de 2013

[Libros] Flores para Algernon – Daniel Keyes (1966)

Sinopsis:
Charlie Gordon es un chico de 32 años que sufre retraso mental con un IQ de 68. Es elegido para probar un tratamiento que podría triplicar su inteligencia mediante una operación. Sus progresos son comparados en paralelo con los de un ratón, Algernon, del cual el protagonista se hace amigo. Charlie nos cuenta, a través de sus informes de progresos, no sólo sus avances, sino también sus sentimientos y su propia evolución.

Crítica personal: Emotiva y conmovedora

Tremendamente emotiva y conmovedora, sin caer en ningún momento en la ñoñería o los recursos de lágrima fácil.

El protagonista, un retrasado mental, es sometido a un tratamiento experimental para aumentar su inteligencia. En primera persona, nos irá contando sus sentimientos. En principio, vive razonablemente feliz, aunque conoce sus problemas y limitaciones; la perspectiva de convertirse en una personal “normal” le entusiasma. Pero cuando esto empieza a ocurrir, la vida no resultará ser lo que él pensaba: descubrirá cómo muchos que consideraba sus amigos en realidad le explotaban o se reían de él. La decepción y el desencanto le harán mucho daño. Pero, al mismo tiempo, descubre unas posibilidades hasta entonces totalmente desconocidas.

Lo peor, no obstante, vendrá cuando empiece a descubrir que la mejora no es permanente…

Una gran, genial novela, que nos mete en la piel de su protagonista y nos hace ilusionarnos y sufrir con él. Uno de esos libros que, sin ser "gran literatura", te llegan al corazón y que no olvidas.


Nota personal: 9,5